Seguramente te hayas preguntado las diferencias entre las gotas para tratar la conjuntivitis y las lágrimas artificiales. Para aclarar en que se diferencian y sus usos respectivos, es esencial comprender que ambos productos mencionados son formulaciones oftálmicas.
Es decir, se trata de soluciones utilizadas para el cuidado ocular, ya sea con propósitos terapéuticos o de diagnóstico.
No obstante, estas gotas pueden clasificarse en dos categorías: aquellas que contienen medicamentos y aquellas que carecen de ellos.
¿Cuáles son las diferencias entre gotas para tratar la conjuntivitis y lágrimas artificiales?
Para esclarecer el propósito de las gotas destinadas a la conjuntivitis, es primordial entender sus particularidades. La conjuntivitis implica una inflamación de la conjuntiva bulbar y tarsal, que recubre tanto el globo ocular como el cartílago palpebral que da estructura a los párpados.
Aquellos afectados por la conjuntivitis experimentan sensaciones de escozor o picazón, como si tuvieran un cuerpo extraño en el ojo, lo cual provoca enrojecimiento, deslumbramiento o secreción. La inflamación puede afectar uno o ambos ojos, dependiendo de la causa. Las razones pueden variar, desde la acción de gérmenes como virus y bacterias, hasta sustancias alérgenas, agentes irritativos, cuerpos extraños o bloqueo de los puntos lagrimales. No obstante, rara vez se experimenta una disminución en la agudeza visual.
La conjuntivitis es una afección común y solo en circunstancias excepcionales se realiza un cultivo, generalmente cuando los síntomas son graves o cuando hay indicios de causas de alto riesgo, como infecciones bacterianas graves, presencia de cuerpos extraños en el ojo o infecciones de transmisión sexual.
En casos de conjuntivitis, es esencial abstenerse de utilizar maquillaje en la zona de los ojos y reemplazar los productos estéticos utilizados antes de la enfermedad. Lo mismo se aplica a las lentes de contacto, que deben suspenderse temporalmente, y se recomienda desechar las lentes en uso y reemplazar los accesorios asociados, a veces incluso realizar un cultivo de las mismas.
Para tratar la conjuntivitis, el médico se enfoca en aliviar los síntomas mediante la limpieza de los párpados con un paño húmedo, la aplicación de compresas frías varias veces al día o el uso de colirios con medicación. En contraste, las lágrimas para los ojos son gotas basadas en ácido hialurónico, carmelosa sódica u otros derivados, que no contienen medicamentos y, por lo tanto, no requieren receta médica para su adquisición.
En qué situaciones emplear las lágrimas artificiales
¿Te has encontrado alguna vez con sensación de sequedad en los ojos? Este malestar ocurre cuando las lágrimas no logran humedecer el ojo de forma correcta.
La película lagrimal consta de tres capas (lipídica, acuosa y mucínica) que aseguran la lubricación de la superficie ocular. Sin embargo, si alguna de estas capas sufre alguna alteración, se desencadena una sequedad ocular que provoca irritación, picazón, enrojecimiento e incluso dolor en los ojos.
Circunstancias que justifican el uso de lágrimas artificiales:
- La exposición al sol
- El uso prolongado de lentes de contacto
- La exposición al humo del tabaco
- La acción del ventilador
- La exposición a elevadas altitudes
- La atmósfera seca en espacios cerrados
- Las tareas que demandan concentración visual
- El tiempo frente a la pantalla del ordenador
- Alergias o ciertos tipos de medicamentos.
Frente a estas situaciones, muchas personas recurren al uso de lágrimas artificiales. Estas son gotas lubricantes diseñadas para aliviar la sensación de ardor y contribuir a mantener la humedad y la correcta composición de las tres capas de la lágrima en la superficie externa de los ojos.
Por lo general, se aplican entre dos y tres veces al día, aunque la frecuencia puede variar según las necesidades del paciente y la naturaleza de la afección. Además, estas lágrimas artificiales pueden encontrarse en presentación monodosis, lo que garantiza una mayor esterilidad, facilita la aplicación y simplifica su conservación.
Variedades de colirios para tratar la conjuntivitis
Los enfoques utilizados para abordar la conjuntivitis variarán según la etiología del problema, es decir, la causa subyacente de esta afección. Por lo general, se emplean colirios específicamente formulados para tratar la conjuntivitis.
- En el caso de la conjuntivitis bacteriana, se utiliza un colirio antibiótico.
- Para la conjuntivitis vírica, se receta un antibiótico combinado con un colirio antiinflamatorio.
- En cambio, en las conjuntivitis alérgicas, el tratamiento se basa en el uso de antihistamínicos tópicos. Algunos ejemplos incluyen Azelastina (Afluon), Ketotifeno (Zaditen) y Levocabastina (Bilina).
Colirios para la conjuntivitis sin necesidad de receta: ¿es aconsejable su uso?
Los colirios destinados al tratamiento de conjuntivitis bacterianas o víricas requieren de una receta médica con una pauta específica. Es decir, la adquisición de un colirio asociado al tratamiento de esta afección ocular está obligatoriamente vinculada a una prescripción médica.
Solo es posible obtener colirios sin receta médica en situaciones en las que no se esté abordando una dolencia ocular grave. Por ejemplo, en casos leves, se podría recurrir a un analgésico de venta libre combinado con lágrimas artificiales. También podría ser de venta libre para mejorar la hidratación y facilitar la expulsión de pus o mucosidad.
No obstante, no se aconseja de ninguna manera la automedicación. Cuando se trata de administrar cualquier tipo de colirio, es imprescindible buscar las recomendaciones pertinentes de los profesionales sanitarios. El objetivo es aplicar tanto la dosis como el producto que mejor se ajuste a las necesidades del ojo afectado.
Enfermedad del ojo seco
Entonces, ¿si alguna vez has sentido que tus ojos carecían de hidratación, significa que estás experimentando ojo seco? No necesariamente. La enfermedad del ojo seco no se refiere a una situación aislada, sino a una afección oftalmológica que no solo afecta de manera significativa la calidad visual, sino que también puede tener complicaciones irreversibles.
¿Y cómo se puede diagnosticar? La mejor opción es acudir a la consulta de un oftalmólogo, quien realizará un examen ocular. Dado que existen diferentes tipos de ojo seco, se requiere un diagnóstico y tratamiento personalizado. Posteriormente, la persona diagnosticada deberá acudir a consulta en intervalos de 3 a 6 meses con el fin de realizar un seguimiento ocular continuado.
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